LA GLORIA, Ver.— Es mediodía en la comunidad de Cofre de Perote… Muy cerca de aquí, a ocho kilómetros, las tolvaneras oscurecen el cielo y arrastran la fetidez de cientos de cerdos muertos… Cuando llega al pueblo, la gente se encierra en sus casas… y avisan…“ahí viene la peste”.
Son los límites entre Puebla y Veracruz. Aquí la población tiene la idea de que en La Gloria brotó influenza A —inicialmente asociada al cerdo— y la mayoría acusa del mal a la gigante Granjas Carroll de México, líder en producción porcícola del país.
Desde hace unos días los ojos del mundo se han colocado en este pequeño poblado de alta marginación, casi 40 días después de que el gobierno de Veracruz avisó al federal del brote atípico de influenza en la comunidad.
Aquí apenas hay 2 mil 243 habitantes que sobreviven de lo que mandan sus familiares de Estados Unidos, de los que trabajan en el DF o en Puebla, o de los que cultivan hortalizas, indica Silvia Domínguez López, secretaria de Desarrollo Social y Medio Ambiente de Veracruz.
Y los que se han quedado tienen miedo a la influenza, a quejarse, a la empresa, a ir a la cárcel y a la peste. Pero se sienten agradecidos porque en una semana cambió su panorama: ahora hay muchos doctores y les dieron material para arreglar y pintar sus calles, despensas, servicio médico, comida caliente y café.
Carroll, revela su director general, Víctor Manuel Ochoa Calderón, produce un millón 100 mil cerdos anuales, colocados en el mercado, con costo de operación mayor a mil 400 millones de pesos. Sólo tiene 900 empleados en 16 granjas.
Esta es una zona árida que por la mañana y noche es muy fría —la temperatura llega a descender a menos 12 grados en invierno— y durante el día acumula tanto calor que la convierte en un horno… El cambio de temperatura hace normal las gripas, dice el alcalde Guillermo Franco.
Pero la gente insiste en que son los cerdos los que provocan las enfermedades. Cada módulo de producción de Carroll tiene una laguna de oxidación —una especie de alberca a cielo abierto donde se deposita el excremento y la orina de los cerdos— y contenedores con cientos de cadáveres porcinos cubiertos de moscas. El olor a muerte se impregna en la ropa.
En el centro cívico de La Gloria —donde se instaló un comedor comunitario al que la gente acude como si fuera fiesta— está Orlando Uscanga, jefe de Jurisdicción Sanitaria del Gobierno de Veracruz. Advierte: “La orden es que si no reúnen los requisitos sanitarios hay que cerrar (las granjas)”, ataja.
Narra que el 20 de marzo el alcalde Guillermo Franco informó al gobierno del estado que la clínica de La Gloria no se daba abasto por la cantidad de enfermos; 15 días después se acumularon 400 casos de infecciones respiratorias agudas, de las cuales 43 alarmaron al gobierno veracruzano.
Indica que muestras de 43 personas se enviaron al laboratorio de Salud Pública de Veracruz —que ganó en 2006 el Premio Nacional de Calidad que otorga la Secretaría de Salud federal— y que luego, se avisó al gobierno federal, el cual envió las muestras a Atlanta.
Una serie de correos electrónicos cuya copia tiene EL UNIVERSAL confirman que el 24 de marzo el Departamento de Vigilancia Epidemiológica de Veracruz emitió un reporte preliminar a la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud federal. Le informa que hubo un brote de infección respiratoria aguda en La Gloria. Dos días después envió a la Ssa sus observaciones. La investigación fue registrada en el reporte de fecha 31 de marzo por la Unidad Médica Rural IMSS-Oportunidades de la localidad.
Ya habían muerto los niños Brenda Hernández (13) el 13 de enero, Juan Rodríguez (siete meses) el 8 de febrero y Giovanny Apolinar (ocho meses) el 12 de marzo, los tres por complicaciones respiratorias, y se detectó el caso del niño Édgar Hernández, de cinco años... sano.
Ochoa Calderón acepta, en entrevista con EL UNIVERSAL, que tras una inspección federal la empresa tuvo que modificar el manejo de cadáveres porcinos e implementar otras 27 medidas para optimizar la operación de sus granjas.
La empresa ya había recibido la censura de la Cámara de Diputados (federal) en 2006. La Comisión de Recursos Naturales y Medio Ambiente consideró que la empresa atentaba contra el ambiente y la salud de la población.
Vicente González Díaz, comisario ejidal de Chichicuautla, comunidad del municipio de Tepeyahualco de Hidalgo, Puebla, guía a EL UNIVERSAL a las entrañas de la peste… recorrido que posteriormente fue informado a la empresa y que su director indicó que “no había problema”.
En la zona no hay letreros que avisen de riesgos sanitarios, que adviertan de si se trata de propiedad privada… Los pastores caminan cerca de las granjas porcícolas con enormes rebaños de cabras y perros pastores. Tras ellos se levanta la tierra.
Por caminos de terracería se llega a seis granjas que, afirma el funcionario de la comunidad, trabajan para Carroll. La escena se repite: a menos de 20 metros de la brecha donde estaciona su camioneta están las lagunas de oxidación y 50 metros más allá las fosas de concreto donde se amontonan cientos de cerdos muertos de todos tamaños.
Atrapados en la peste
Las granjas están en una enorme planicie donde nacen pequeños torbellinos de tierra, peste y moscas, y son rodeadas por las comunidades de Achichica, Guadalupe Buenavista, Quechulac, Guadalupe Victoria, San Luis Atexcac, Portes Gil, San Pedro El Águila, Techachalco, Achichica, Itzoten, La Gloria y Xaltepec.
Al comisario González se le quiebra la voz cuando trata de hablar… “Éstos no tienen madre… aquí cerca nadie puede trabajar la tierra… la peste no nos deja”, dice.
Viaja acompañado por Rubén López, su antecesor en el cargo, quien ataja: “Somos agricultores, sembramos hortalizas… ya nadie quiere nuestros productos… no se puede sentar uno a comer en el campo con esta peste y trabajar en las granjas no es opción por 700 pesos a la semana”.
El día pasa entre vientos que soplan con furia en el Valle de Perote y que forman remolinos de tierra que se llevan la esperanza de la gente…pero dejan en los poblados cercanos el olor de cientos de cerdos muertos y nubes de moscas que oscurecen el cielo.
Gloria Díaz Lara no sabe lo que hacen las autoridades. Es viuda y vive en un caserío llamado San Juan la Muralla. Ella se lamenta: “La peste se huele día y noche… hay días malos y otros peores, y los niños se enferman de la gripa con fiebres altas… no nos podemos ir de aquí… esto es todo lo que tenemos”, dice. La ven su hija, sus nietas y su nuera de 14 años que espera a su segundo hijo.
Vecinos de La Gloria que pidieron no ser citados, advierten que Granjas Carroll regalaba cerdos muertos a los pobladores para festejos familiares o fiestas populares; además, la empresa les repartía medicamentos y hasta despensas para unas 40 familias.
Un grupo incrementó su oposición a la operación de Carroll. A principios de 2005, vecinos de Xaltepec se unieron a los de La Gloria para solicitar firmas de apoyo a fin de evitar que Carroll se extendiera; se sumaron otras 10 comunidades. Hicieron asambleas, reparto de volantes y marcharon por la zona. Lograron que el 22 y el 23 de febrero de 2006, la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales de la Cámara de Diputados realizara un recorrido por la zona.
El 17 de marzo siguiente se publicó en la Gaceta Parlamentaria su informe que advertía la acumulación de amoniaco en el aire, la erosión de los suelos, el excesivo consumo de agua por parte de las granjas y altas concentraciones de metano que impedía la lluvia.
Agregaba que las áreas de eliminación de desechos y de la cerdaza (orina y excremento) no están suficientemente alejadas de las fuentes de agua, y que hay una extracción indiscriminada de agua de pozo para lavar los residuos de las granjas.
También documentó la ausencia aparente de geomembranas en las lagunas de tratamiento anaerobio, ausencia de filtros y fosas de tratamiento biológico, “incremento de amoniaco y otras sustancias en el aire de la localidad, debido a las mal llevadas lagunas de oxidación” y olores fétidos.
La empresa había iniciado algunos procesos legales contra los vecinos más representativos que se oponían a sus operaciones.
Documentos consultados por este diario en Cholula, Puebla, advierten que la empresa inició procesos legales por difamación contra vecinos y la maestra del telebachillerato Verónica Hernández Argüello, por escribir un comunicado que fue leído en una radio local y que llamaba a la población a defender el medio ambiente. Meses después inició procesos legales contra Guadalupe Serrano, Margarita Hernández y Bertha Crisóstomo por supuestamente encabezar una manifestación que involucró la retención de un chofer y un camión de la empresa, que supuestamente fue usado para cerrar la carretera libre de Perote a Puebla, a la altura de la Laguna de Achichica.
Fueron acusados los cuatro por obstrucción de vías de comunicación cuando… “nos detuvieron como a criminales”, dice Guadalupe, cuando sale de la oficina del Primer Circuito de Distrito en Materia Penal, con sede en la Ciudad Judicial de Puebla. Cada uno pagó 8 mil pesos de fianza y desde abril de 2008 se presentan cada 15 días ante el juez para “firmar”.
Las tolvaneras y las moscas siguen… la peste también. El viernes llegaron a La Gloria reporteros extranjeros y a la entrada del poblado fue instalada una manta escrita en inglés que decía: “Bienvenidos a La Gloria, lugar libre de influenza”…
Francisco Reséndiz Enviado
El Universal
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