Epidemias cinematográficas
Uno, no puede remediarlo, y tiene para muchas situaciones una fijación cinematográfica. Les puedo asegurar que cuando surgió el inquietante tema de la gripe porcina, la influenza mexicana, la epidemia o posible pandemia, que ha tenido una repercusión mediática bastante considerable, rápidamente pensé en tantas películas inspiradas en ese tipo de virus malignos que se cernían como una maldición letal sobre la humanidad. Desde antiguo es un argumento esgrimido por un buen número de cineastas y nunca es tarde, aunque el asunto no sea precisamente agradable, para repasar esa filmografía epidémica.
Muchas de ellas han tenido su inspiración literaria, porque la literatura ha abundado en ello desde el Decamerón de Bocaccio en 1351, en torno a un grupo de siete mujeres jóvenes y tres hombres, refugiados en una villa en las afueras de Florencia, huyendo de una plaga mortal, entreteniendo su tiempo en el relato de cuentos, la mayoría eróticos. Pier Paolo Pasolini lo adaptó al cine en 1971. Pero en esa referencia cinematográfica de las epidemias hay un antecedente importante, y no es porque yo sienta una predilección singular por su autor, William Somerset Maugham. Me refiero a su magnífica novela El velo pintado (1925).
La primera versión cinematográfica de El velo pintado, la realizó en 1934 Richard Boleslawsky nada menos que con Greta Garbo como protagonista. Recientemente, en 2006, John Curran dirigía una nueva versión con Naomi Watts y Edward Norton. Una historia de amor sobre el fondo de una epidemia de cólera en China. Otro antecedente notable es La peste (1947), de Albert Camus, Premio Nobel de Literatura, llevada al cine por el argentino Luis Puenzo, que trata sobre el sentido de la existencia y la condición humana en el curso de una plaga de peste bubónica que asola la ciudad argelina de Orán.
Pero sin duda una de las más bellas películas de la historia del cine, que une el tenebroso ambiente veneciano asediado por una epidemia y la atracción que siente un viejo compositor por un bello muchacho, es Muerte en Venecia, realizada en 1971 por Luchino Visconti sobre la famosa novela de Thomas Mann. De otra novela relevante, Soy leyenda, publicada en 1954 por Richard Matheson, se han hecho tres adaptaciones al cine: El último hombre en la tierra (1964), de Ubaldo B. Ragona y Sidney Salkow, que trata de una misteriosa plaga que va diezmando a la humanidad. La segunda fue Omega Man (1971), de Boris Sagal, también titulada Yo soy Omega, con Charlton Heston como protagonista. La última está muy reciente, ha sido todo un éxito: Soy leyenda (2007), de Francis Lawrence, protagonizada por Will Smith.
No podemos olvidar Epidemia (1995), realizada por el director alemán Wolfgang Petersen, con un excelente reparto encabezado por Dustin Hoffman, Morgan Freeman y Rene Russo. Un virus mortífero proveniente de la selva africana, que aunque no se identifica claramente, parece el ébola, está aniquilando una zona del Zaire. Un mono portador del virus viaja a California, con el riesgo de que la enfermedad se extienda por todo el país. Otro inquietante relato es el que nos brinda 28 días (2002), de Danny Boyle. Un virus especialmente letal es liberado en el Reino Unido cuando un grupo de activistas de los derechos de los animales asaltan un laboratorio de primates.
Volviendo al precedente literario no hace mucho tiempo veíamos El amor en los tiempos del cólera (2007), de Mike Newell, basada en la novela escrita en 1985 por Gabriel García Márquez, que se desarrolla a finales del siglo XIX y principios del XX en la costa colombiana del Caribe, entre depresiones económicas y guerras civiles, a las que se suma una grave epidemia de cólera. Según el texto original los "síntomas del amor se confunden con los de esta enfermedad". Otro escritor cercano es el portugués José Saramago. Su novela Ensayo sobre la ceguera (1995), fue adaptada al cine por el director Fernando Meirelles, con el título A ciegas (2009). El realizador brasileño de Ciudad de Dios (2002) y El jardinero fiel (2005), ha puesto su mirada y su estética al servicio de este interesante ensayo sobre la ceguera. La película, estrenada en España el pasado mes de marzo, lastimosamente, no se ha visto en Huelva.
http://www.huelvainformacion.es/article/huelva/441558/epidemias/cinematograficas.html
Uno, no puede remediarlo, y tiene para muchas situaciones una fijación cinematográfica. Les puedo asegurar que cuando surgió el inquietante tema de la gripe porcina, la influenza mexicana, la epidemia o posible pandemia, que ha tenido una repercusión mediática bastante considerable, rápidamente pensé en tantas películas inspiradas en ese tipo de virus malignos que se cernían como una maldición letal sobre la humanidad. Desde antiguo es un argumento esgrimido por un buen número de cineastas y nunca es tarde, aunque el asunto no sea precisamente agradable, para repasar esa filmografía epidémica.
Muchas de ellas han tenido su inspiración literaria, porque la literatura ha abundado en ello desde el Decamerón de Bocaccio en 1351, en torno a un grupo de siete mujeres jóvenes y tres hombres, refugiados en una villa en las afueras de Florencia, huyendo de una plaga mortal, entreteniendo su tiempo en el relato de cuentos, la mayoría eróticos. Pier Paolo Pasolini lo adaptó al cine en 1971. Pero en esa referencia cinematográfica de las epidemias hay un antecedente importante, y no es porque yo sienta una predilección singular por su autor, William Somerset Maugham. Me refiero a su magnífica novela El velo pintado (1925).
La primera versión cinematográfica de El velo pintado, la realizó en 1934 Richard Boleslawsky nada menos que con Greta Garbo como protagonista. Recientemente, en 2006, John Curran dirigía una nueva versión con Naomi Watts y Edward Norton. Una historia de amor sobre el fondo de una epidemia de cólera en China. Otro antecedente notable es La peste (1947), de Albert Camus, Premio Nobel de Literatura, llevada al cine por el argentino Luis Puenzo, que trata sobre el sentido de la existencia y la condición humana en el curso de una plaga de peste bubónica que asola la ciudad argelina de Orán.
Pero sin duda una de las más bellas películas de la historia del cine, que une el tenebroso ambiente veneciano asediado por una epidemia y la atracción que siente un viejo compositor por un bello muchacho, es Muerte en Venecia, realizada en 1971 por Luchino Visconti sobre la famosa novela de Thomas Mann. De otra novela relevante, Soy leyenda, publicada en 1954 por Richard Matheson, se han hecho tres adaptaciones al cine: El último hombre en la tierra (1964), de Ubaldo B. Ragona y Sidney Salkow, que trata de una misteriosa plaga que va diezmando a la humanidad. La segunda fue Omega Man (1971), de Boris Sagal, también titulada Yo soy Omega, con Charlton Heston como protagonista. La última está muy reciente, ha sido todo un éxito: Soy leyenda (2007), de Francis Lawrence, protagonizada por Will Smith.
No podemos olvidar Epidemia (1995), realizada por el director alemán Wolfgang Petersen, con un excelente reparto encabezado por Dustin Hoffman, Morgan Freeman y Rene Russo. Un virus mortífero proveniente de la selva africana, que aunque no se identifica claramente, parece el ébola, está aniquilando una zona del Zaire. Un mono portador del virus viaja a California, con el riesgo de que la enfermedad se extienda por todo el país. Otro inquietante relato es el que nos brinda 28 días (2002), de Danny Boyle. Un virus especialmente letal es liberado en el Reino Unido cuando un grupo de activistas de los derechos de los animales asaltan un laboratorio de primates.
Volviendo al precedente literario no hace mucho tiempo veíamos El amor en los tiempos del cólera (2007), de Mike Newell, basada en la novela escrita en 1985 por Gabriel García Márquez, que se desarrolla a finales del siglo XIX y principios del XX en la costa colombiana del Caribe, entre depresiones económicas y guerras civiles, a las que se suma una grave epidemia de cólera. Según el texto original los "síntomas del amor se confunden con los de esta enfermedad". Otro escritor cercano es el portugués José Saramago. Su novela Ensayo sobre la ceguera (1995), fue adaptada al cine por el director Fernando Meirelles, con el título A ciegas (2009). El realizador brasileño de Ciudad de Dios (2002) y El jardinero fiel (2005), ha puesto su mirada y su estética al servicio de este interesante ensayo sobre la ceguera. La película, estrenada en España el pasado mes de marzo, lastimosamente, no se ha visto en Huelva.
http://www.huelvainformacion.es/article/huelva/441558/epidemias/cinematograficas.html
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